Mi intenso viaje de vida

Biografía

1958 - Nace en Barcelona (dos hijos, dos nietos)
1975 - Estudios de biología en la Universidad (LMU) de Munich
1998 - Apertura de mi consulta como naturópata
2003 - Fundación y dirección del Instituto de PraNeoHom®.

Arte de vivir - La vida como arte

Con mi trabajo no sólo quiero transmitir conocimientos, por valiosos que sean, sino también compartir los tesoros de mi propio desarrollo con los participantes en mis seminarios y con mis pacientes. ¿Quizás tú, mi querido lector, quieres viajar conmigo y conocer un poco los paisajes que he encontrado en el transcurso de mi vida?

Mi viaje hasta ahora no ha sido un camino liso y llano, sino lleno de curvas, obstáculos, montañas, valles, bosques oscuros y claros prados primaverales. Ha sido una vida intensa, llena de experiencias enriquecedoras que han requerido profundidad y comprensión de las personas y las situaciones.

Al principio quería ser médico, pero después de mi amigdalectomía a los 16 años, supe que tenía que tomar otro camino. Así que empecé a estudiar biología, primero en Múnich, luego en Bonn y Aachen, con la esperanza de descubrir una base científica para mi amor por la naturaleza.

Me trasladé al campo del este de Bélgica con mi pareja y otra pareja y sus tres hijos, donde vivíamos en una pequeña comunidad. También teníamos cabras, gallinas, cerdos, un telar y una rueca. Vivíamos tejiendo, recogiendo hierbas, observando la naturaleza y descubriendo el amor.

La experiencia universitaria me hizo ver que buscaba algo distinto para mi vida. Decidí abandonar los estudios a los 21 años cuando me quedé embarazada. Me casé con el padre de nuestro futuro hijo y busqué con él una alternativa de vida en común.

En España (Galicia), había una comuna rural al otro lado de un embalse que se había asentado en casas vacías sin agua corriente, electricidad, coches ni carreteras: allí nos mudamos. El pueblo estaba formado por unas 50 personas que se habían organizado económicamente en familias, un rebaño de unas 100 cabras y un campo de patatas. Hacíamos pan, pescábamos truchas y cultivábamos el huerto. Cada familia tenía sus propias gallinas u otros animales domésticos. Allí di a luz a nuestra segunda hija. Gracias a mi experiencia con las hierbas medicinales y a mis propios partos en casa, con el tiempo me convertí en “curandera y comadrona” sustituta.

Conocí a Osho, mi maestro espiritual, en 1982. Nos trasladamos a la comuna de Madrid, del campo a la gran ciudad. Más tarde, la comuna de Madrid se fusionó con la de Colonia. Dos autobuses llevaron a los cerca de 50 miembros a Colonia, donde viví y trabajé junto a 400 personas de diferentes culturas, círculos y profesiones, con la esperanza de haber encontrado una nueva y mejor forma de vida y de estar haciéndola realidad. Tres años después, en 1985, nuestra comuna se vino abajo y con ella un sueño compartido.

Viví el brusco despertar de este sueño compartido como algo doloroso y tardé mucho tiempo en curar las heridas resultantes. Sólo después de mi desilusión, me di cuenta de hasta qué punto había subordinado mi propia intuición a la presión del grupo.

Por otra parte, durante ese tiempo aprendí y experimenté muchas cosas que hoy agradezco. Como regalo de aquella época, ahora animo a todo el mundo a confiar en su intuición interior y a acercarse a los sueños de un «mundo mejor» con mucha atención. En última instancia, sin embargo, cada experiencia que vivimos tiene un significado más profundo. Pero esto sólo se me revela paso a paso. Sólo haciendo las paces con lo que es y con lo que fue puedo reconocer conexiones más amplias.

El pasado, e incluso las vidas pasadas, a veces salpican el presente y quieren ser tratadas y resueltas en el «aquí y ahora». Por ejemplo, una experiencia de una vida anterior como judía en el campo de concentración del Tercer Reich me mostró el peligro de los sistemas y las pretensiones totalitarias.

Mi amor por Osho como mi maestro, purificada por mis experiencias con la comuna, no ha disminuido, pero su expresión ha cambiado: Ya no como entrega a una organización, sino como gratitud por los dones de la conciencia y la meditación que se me permitió y se me permite experimentar a través de Osho.

Un yate de vela de 15 metros de eslora, en Ibiza, iba a convertirse en el nuevo centro de vida para mí y mis dos hijos. Esto vino acompañado de la separación de mi primer marido y de una nueva relación. Ganábamos nuestro dinero con viajes chárter en velero. Durante dos años viví profunda y felizmente en armonía con los elementos, el agua, las olas, el sol y la naturaleza salvaje. Entonces me sentí atraída de nuevo por la India, donde Osho vivía por aquel entonces en el ashram de Poona

Meditación, terapia y celebraciones iban de la mano en Poona. Durante esta época tan satisfactoria, trabajé como traductora, asistí a las conferencias de mi maestro en los últimos años de su vida y seguí criando a mis dos hijos.

Comenzó una de las épocas más hermosas de mi vida hasta entonces. Experimenté muchas curaciones y la liberación de cadenas interiores. Aprendí a conocer y amar un método especial de sanación, Tibetan Pulsing Healing, y asistí a numerosos grupos de meditación y terapia.

Friburgo, más tarde Munich, la ciudad donde nació mi madre, se convertiría en mi nuevo lugar de trabajo tras la muerte de Osho en 1993. Como quería trabajar en una profesión curativa en Alemania, decidí formarme como naturópata, aprobé el examen y me convertí en “Heilpraktikerin”.

En grupos, seminarios y consultas individuales, empecé a transmitir a los demás todo lo que había aprendido y experimentado en mi vida. También conocí a mi segundo marido y formé una nueva familia.

Continuaba mi propia búsqueda interior, así que me abrí a varios maestros de satsang que vinieron a Múnich. Samarpan se convirtió en mi maestro espiritual y me ayudó a superar los numerosos retos de la vida, pero también a reconocerme a mí misma.

Mi «experiencia del despertar» el 21 de marzo de 2000 en Gomera en un retiro con Samarpan en compañía de mi amiga, la profesora de satsang Neeru, resultó ser el comienzo de un nuevo viaje, porque la desidentificación con la mente se va desmoronando poco a poco.

El tiempo con mi segundo marido llegó a su fin con una amistad y una cercanía continuadas, nos separamos en paz y armonía y me mudé al campo cerca de Múnich. Liberada en gran medida de las obligaciones maternas de mis hijos, ahora adultos, viví una época de profunda autorreflexión.

A esto siguió una larga temporada en un lugar a orillas del lago Ammersee, que irradiaba una energía muy curativa para mí, justo en la playa de la reserva natural, en plena naturaleza y en silencio, donde pude expresar mi creatividad. Estoy agradecida de haber encontrado un lugar tan idílico con su propio huerto.

Hoy vivo en mi propia casa cerca del lago con la familia de mi elección. Dos mujeres maravillosas, que también ejercen profesiones sanadoras (una doctora y una enfermera), comparten este hermoso espacio conmigo. Es un sueño hecho realidad y estoy encantada de haber encontrado esta forma de vida tan nutritiva.

Estoy llena de profunda gratitud por la riqueza que me ha llegado a lo largo de mi vida en forma de parejas, hijos, amigos, maestros, profesores, experiencias, altibajos.

Me complace transmitir en mis seminarios y encuentros personales el amor y la gratitud que he experimentado en mi vida.